Oh Divino Espíritu Santo, dame un corazón grande:
Abierto a tu silenciosa y fuerte palabra inspiradora,
Cerrado a todas las ambiciones mezquinas,
Ajeno a cualquier despreciable competición humana,
Compenetrado del sentido de la Santa Iglesia.
Un corazón grande:
Deseoso de volverse semejante al Corazón del Señor Jesús.
Un corazón grande y fuerte:
Para amar a todos, para servir a todos y para sufrir por todos.
Un corazón grande y fuerte:
Para superar todas las probaciones, todo tedio, todo cansancio, toda desilusión, toda ofensa.
Un corazón grande y fuerte:
Constante hasta el sacrificio, cuando sea necesario.
Un corazón cuya felicidad sea palpitar con el Corazón de Cristo,
y cumplir humilde, fiel y virilmente (marianamente) la Voluntad del Padre.
Amén!
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